La radio local vibra transmitiendo buena música y su estómago ruge cada vez que pasa por un puesto callejero de barbacoa. Disfrute cruzando carreteras cubiertas de musgo de roble, a lo largo de un perezoso Mississippi y a través de las Blue Mountains, por caminos que le conducirán a descubrir la intensidad del Profundo Sur en uno de nuestros tres viajes épicos.
Nashville – Memphis – New Orleans
Ideal para: aquellos que no pueden echarse a la carretera sin música
El viaje: 887 millas (354 km)
Plunge into this deep, detailed tour of the southern states. Its musical touchstones range from Delta Blues to Frank Ocean. Fly into Nashville airport and pick up your hire car to enjoy the home of country music. The Country Music Hall of Fame, RCA Studio B, the Johnny Cash Museum and the Grand Ole Opry are all must-sees. When you’re ready to leave, duck off the highway and take the Natchez Trace Parkway. It’s a scenic route, once used by Native Americans.
Dónde alojarse:
el hotel Sheraton Grand Nashville Downtown es un establecimiento elegante construido alrededor de un imponente atrio. Las habitaciones son amplias y luminosas, y el hotel está idealmente situado cerca de los principales lugares de interés.
Before you reach Memphis, you must pass through three towns considered absolutely essential viewing by music aficionados. First, turn off the Natchez Trace Parkway at Muscle Shoals, home of FAME Studios and Muscle Shoals Sound Studios. Rod Stewart, Aretha Franklin, Eric Clapton, Lynyrd Skynyrd and, of course, the Rolling Stones all recorded in ‘America’s Abbey Road’. Listen to ‘Wild Horses’ and ‘Mustang Sally’ as you roll on through. Proper Elvis fans stop in Tupelo, to see a tiny shotgun house (so named because you could shoot a bullet right through it) where you can take a cramped tour – because this is the house where Elvis was raised. Going from here to Graceland, the mansion he bought for his family in Memphis, you’ll re-enact a rags-to-riches journey. In Graceland’s famous Jungle Room you’ll find tourists wincing at Elvis’ choice of deep shag carpet, leopard print and Tiki furniture. Once you’ve had your fill, head on to Nashville’s rival ‘music city'. Memphis itself is for blues fans. Walk the city in the shadow of the King and discover Memphis barbecue – try this porcine-centric feast at Central BBQ.
Dónde alojarse:
The Peabody Memphis es un gran hotel, con lámparas de araña y chimeneas de mármol. En el hotel existe una tradición extraña: los patos están permitidos en la fuente del vestíbulo todos los días a las 11 am y a las 5 pm. Por respeto, el pato no está incluido en el menú de Chez Philippe, el exclusivo restaurante francés del hotel.
Continúe hacia Clarksdale, en el delta del Misisipi, que le parecerá un lugar estupendo para visitar en cuanto descubra que el mismísimo Morgan Freeman es accionista del club de blues Ground Zero Blues Club. Busque el famoso cruce de caminos en el centro de la ciudad, ubicación donde, según cuenta la leyenda, Robert Johnson vendió su alma al diablo a cambio de convertirse en el mejor guitarrista del mundo. Surque las plácidas aguas del río Misisipi a lomos de una canoa para disfrutar del paisaje y del renombrado delta blues.
Haga una parada en Natchez y Lafayette si dese visitar campos de batalla, ver mansiones con plantaciones y degustar cocina criolla, antes de poner rumbo a Nueva Orleans. Y esta será su última parada porque, con toda la diversión que esta ciudad ofrece, no querrá irse nunca.
Dónde alojarse:
El hotel InterContinental New Orleans se encuentra a solo dos manzanas del barrio francés. Y sobre el lujoso vestíbulo el hotel dispone de una gran piscina al aire libre, quince pisos más arriba.
Tome la carretera Blue Ridge Parkway y contemple el paisaje verde de sus laderas arboladas. Podrá practicar piragüismo o escalada e incluso avistar un coyote.