El Londres clásico

Reserve sus vuelos a Londres y prepárese para aterrizar en uno de los principales aeropuertos de Londres. Su única limitación será encontrar el horario de vuelo que más le convenga.

¿Es esta su primera visita? ¡Le damos la bienvenida! Alójese cerca del centro de Londres para poder acceder con facilidad a los sitios de visita obligada de la capital. No se aleje demasiado del ajetreo y el bullicio de Oxford Street, y reserve una estancia de lujo clásico en el hotel The Langham. De hecho, es al Palm Court, el restaurante del hotel, al que debemos la tradición de estos solemnes “tés ingleses”. El Rembrandt, de cuatro estrellas, es también una excelente ubicación. Está situado en Kensington, justo enfrente del misterioso V&A Museum, a solo unos pasos de Harrods.

Una vez se haya registrado en la habitación y se haya refrescado, aproveche al máximo su primera tarde pasando por el Big Ben y cruzando el puente de Westminster. Podrá ver algunos de los lugares más populares de Londres, como las Casas del Parlamento, el London Eye y la Catedral de San Pablo. En la orilla sur del río Támesis, ponga rumbo al Royal Festival Hall. Si llega antes de las 19:00, es posible que pueda ver el final de algún concierto gratuito. Suba a la segunda planta, hasta el Skylon Cloud 9, un bar glamuroso y moderno inspirado en la época de mediados de siglo, y pida una copa de Möet o un Afrodita (vodka Ketel one 12, fresa, Cointreau, cítricos y azúcar). Degústelo mientras disfruta de las vistas.

Descubra más hoteles en Londres

Llegue a la Torre de Londres justo antes de que abra a las 09:00 y vaya directamente a ver las Joyas de la Corona. Es posible que así las tenga todas para usted. Las grandes multitudes llegan más tarde, por eso la primera hora es relativamente tranquila. Haga una visita con uno de los Yeoman custodios (también conocidos como Beefeaters), que comienzan cada 30 minutos, y busque a los cuervos, los guardianes históricos del antiguo castillo.

Camine sobre el puente de Londres (London Bridge) que no debe confundirse con el Puente de la Torre (Tower Bridge) y descubra Borough Market, un paraíso de alimentos gastronómicos artesanales. Después de tomar un tentempié, suba a la cima del edificio más alto de Europa occidental y disfrute de una incomparable vista de Londres desde la plataforma de observación del Shard, una vertiginosa vista a 800 pies por encima de la ciudad.

Súbase al autobús 521 en dirección a Adlwych, con el que pasará por delante de la Catedral de San Pablo, y camine hasta Covent Garden. Pase el tiempo callejeando por las pintorescas calles y el ornamentado mercado antes de bajar por Long Acre hasta Leicester Square y ver si todavía puede conseguir entradas baratas de última hora en la cabina de TKTS en la parte sur de la plaza.

Desde aquí, hay muy poca distancia a pie hasta la National Gallery. Aunque podría pasarse semanas aquí, esto es una visita exprés, así que recoja la audioguía imprescindible con las 80 obras de arte más destacadas, incluidos los girasoles de Van Gogh. Luego, tome una taza de té y un pedazo de tarta en un bonito café para reponer fuerzas antes de poner rumbo a un espectáculo del West End.

J Sheekey, un restaurante de pescados y mariscos oculto en una pequeña calle cerca de Leicester Square, es el punto de reunión no oficial de las estrellas de teatro de Londres. El lugar es famoso por su rápido servicio, lo que le permitirá tomar algo y no llegar tarde a la función. Si va después del espectáculo puede que comparta mantel con actores que vienen directamente del escenario; tendrá que reservar con antelación. El restaurante principal está gloriosamente varado en el tiempo. Sus paredes están paneladas con madera y sus manteles son de un blanco resplandeciente. Sin embargo, el mejor lugar para observar a la gente es sentado a un taburete de la barra o desde el menos formal Oyster Bar.

Uno de los mejores momentos para ver Londres es temprano un domingo por la mañana, cuando las calles están vacías de tráfico y la ciudad se siente fresca y limpia; un momento por el que sin duda vale la pena madrugar. Diríjase a The Wolseley y deguste unos huevos a la benedicta o una cesta de productos de bollería recién horneados en su gran café de estilo vienés Grand Café; seguramente sea el desayuno con más glamour de la ciudad.

Reserve entradas para el primer turno el día y visite las Dependencias del Palacio de Buckingham. La morada londinense del Rey está a pocos minutos de The Wolseley cruzando Green Park, y si llega temprano, dé un rodeo por el hermoso St. James's Park que se encuentra a lo largo de la calle. Asegúrese de comprobar qué bandera está izada: si es el Estandarte Real, significa que el Rey está en palacio. Si se programa bien, saldrá del palacio justo a tiempo para ver el cambio de guardia, que normalmente tiene lugar a las 11:30 horas todos los días durante el verano y en días alternos durante el resto del año.

Es necesario reservar con semanas de antelación para cenar en el restaurante Dinner, del hotel Mandarin Oriental en Knightsbridge, pero para almorzar es mucho más fácil. Se trata del restaurante del chef Heston Blumenthal, galardonado con estrella Michelin. El menú de Blumenthal es histórico y británico, y sus platos están inspirados en recetas que datan de hace siglos. Posiblemente será la comida más cara de su vida, pero será también la más interesante.

Si prefiere una opción más económica, se dice que el café del Museo Victoria y Alberto es el más antiguo del mundo en un museo y sirven desde aperitivos hasta platos más copiosos en tres hermosas estancias, o también en el impresionante jardín durante el verano.

Justo enfrente del Victoria & Albert, el Rembrandt, un hotel de cuatro estrellas, es el lugar ideal para relajarse tras un día ajetreado. Pase un rato en el spa y luego tome el té de la tarde en el salón.

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Alójese en el hotel Amba Hotel Grosvenor, un establecimiento de lujo de cuatro estrellas situado cerca de muchos de los lugares más emblemáticos de Londres. Cuando regrese de sus visitas del día, vaya a tomar un cóctel o una copa de champán en el bar Reunion.

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Si quiere regalarse una estancia de lujo, alójese en The Langham, por su fabulosa ubicación, su suntuoso spa y su galardonado "afternoon tea".

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